Nuestro Fundador

fundador
1910 - 1985

Padre José María Vélaz

El Padre José María Vélaz nació en Rancagua, Chile, el 4 de diciembre de 1910. Contaba cinco años cuando murió su padre, quedando su madre a cargo de cuatro hijos muy pequeños. Cinco años después regresaron a España, donde estudió en el internado de los jesuitas en Tudela y en la Universidad de Zaragoza.


En 1928 abandonó sus estudios de Derecho e ingresó en la Compañía de Jesús. Su formación y la situación política de España lo llevaron por varios países europeos y, cuando estaba esperando ser enviado China, sus superiores decidieron mandarlo a Venezuela en el año 1946.


En agosto de 1948, fue nombrado rector del Colegio San José de Mérida. Allí desarrolló el colegio y varias obras en la zona. Después fundó una red de escuelas en varios pueblitos andinos que dependían del citado colegio, para atender mayor número de alumnos. Cuando terminó su período de rector ideó una red de escuelas campesinas por los llanos de Barinas, pero el proyecto no fue aceptado por los superiores y en 1954 se le envió a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Allí, el año siguiente, fundó Fe y Alegría.


En 1.960 se retira de la Universidad Católica, para dedicarse a tiempo completo a Fe y Alegría que en esos momentos ya contaba con 6000 alumnos en los barrios marginados de Caracas y comenzaba a extenderse a Maracaibo y Valencia. Siguieron las fundaciones en Venezuela y Ecuador (1964), Panamá (1965), Perú y Bolivia (1966), Centroamérica y Colombia, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, Argentina, Honduras, Paraguay, Brasil, República Dominicana, Chile, Haití y Uruguay, siguiendo un proyecto continental de alcanzar todos los países iberoamericanos. En 2008 comienza también Fe y Alegría en África, concretamente en el Chad. Su último viaje le llevó hasta Caicara, Puerto Ayacucho, la Gran Sabana, para explorar la creación de escuelas para los indígenas. A su regreso a la escuela del río Masparro le sorprendió la muerte el 18 de julio de 1985. Murió en completa soledad, contento porque había logrado traer unas maestras para su nueva escuela campesina.